Qué es

Puente del Ea

Un descubrimiento

Hace 20 años, decidimos encontrarnos en Rioja Alta para celebrar nuestra comida periódica de amigos. Veníamos de sitios muy diferentes y nos unía, por encima de todo, la pasión por descubrir y disfrutar la gastronomía y el vino.

Aquella vez llegamos con algo de antelación y nos desviamos por una carreterilla rumbo a un pequeño pueblo, donde destacaba la silueta de un antiguo castillo. Esta decisión fue casi como un resorte de inspiración.

El pueblo era Sajazarra. Su entorno nos maravilló: una sucesión de colinas y lomas cubiertas de cepas, bajo un aire de influencias atlánticas.

La primera vez que

CRUZAMOS EL PUENTE

En aquel momento, ahí mismo, nuestro proyecto empezó a tener forma. Cerca del pueblo, sobre una colina, se divisaba una pequeña bodega. Atrajo nuestra atención y decidimos acercarnos.

Antes debíamos cruzar un río y enseguida descubrimos, casi por arte de magia, que si pasábamos por un viejo puente nos plantábamos al pie del lugar en un momento.

Cruzar aquel puente del río Ea fue un gesto sencillo. Con el tiempo, ha sido todo un símbolo. Una vez al otro lado, comenzó la aventura.

Explorar y conocer nos llevó a cumplir un sueño.

Esa pequeña bodega parecía hecha a medida de nuestro sueño. Cómoda, práctica y con buenas vistas de todo el maravilloso paisaje que conforma Rioja Alta.

Pero lo más importante fue dedicar tiempo a conocer a fondo nuestro entorno: naturaleza, cultivo, monte y fauna.

En este lugar, la viña está muy cerca del espacio agreste. Este contacto imprime carácter. Nos gusta perdernos por los senderos de la sierra, por los caminos de campo.

Hemos descubierto ruinas antiguas, cepas recónditas y sitios sorprendentes. Y hemos llegado a entender tan bien este territorio que con nuestros vinos expresamos de forma clara y honesta todos los matices de su personalidad.

Los primeros

VINOS

Animados por nuestra pasión y persiguiendo un sueño conjunto, elaboramos nuestro propio vino. Tras las primeras añadas prometedoras empezamos a trabajar con el prestigioso enólogo Basilio Izquierdo. Fue como “diplomarnos” en clasicismo riojano. Algo muy grande.

Años después, fruto de una antigua amistad con una bodega de Saint-Émilion, en Burdeos, entramos en contacto con un joven, pero ya reconocido enólogo, Julien Viaud, y le invitamos a conocer nuestra zona.

Las bases de un gran futuro.

A Julien Viaud le apasionó el perfil de los vinos que podían elaborarse con nuestras viñas. Le transmitían transparencia, frescura y una pureza diferente.

Le propusimos colaborar juntos. De su mano, hoy nuestra nueva colección de vinos profundiza en el terroir y actualiza el vínculo histórico entre Rioja Alta y Burdeos. 

Los orÍgenes de

RIOJA ALTA

Dicen las crónicas que, en los inicios de la Edad Media, nuestras tierras fueron las primeras en Rioja donde se recuperó el cultivo de la vid. Al calor de la Reconquista, en torno a pequeñas ermitas y monasterios, se plantaron viñas y nacieron pueblos como el nuestro, Sajazarra, ubicado a 10 kilómetros de Haro.

Toda esa historia dejó un poso de naturalidad y sabiduría. No es extraño que los viticultores franceses del siglo XIX, afectados por la filoxera, llegaran Rioja Alta atraídos por los viñedos de la zona y la calidad de sus vinos.

Y es que Francia ha exportado vino desde antes de la revolución francesa (1798). Prestigiosas bodegas como Château Margaux o Château Lafite Rothschild fueron las pioneras del negocio del vino actual. Alrededor del año 1850 la filoxera atacó gran parte de los viñedos de Francia, destruyendo casi toda su producción. Fue entonces cuando los franceses buscaron territorios similares donde plantar sus viñas y seguir con el mercado del vino.

Encontraron las condiciones ideales para mantener la producción de sus vinos en la comarca de Haro, en La Rioja, dando origen así al conocido Barrio de la Estación y al vino de Rioja tal y como lo conocemos hoy en día. Con los años, Rioja acabó siendo una Denominación de Origen Calificada, otorgándole así la distinción de ser una de las áreas productoras de vino más importantes de España e incluso de Europa.

El clima de la zona y las propiedades de la tierra crean el entorno idóneo para elaborar vinos selectos y únicos.

El por qué de nuestro nombre.

Puente del Ea reivindica nuestro territorio: los pequeños valles de viña del río Ea por donde penetran influencias atlánticas y continentales.

El Ea nace en el borde de la Meseta y desemboca en un afluente del Ebro: el río Tirón.

Nuestra marca habla también de una visión: crear puentes con todo el mundo para llevar, allá donde vayamos, la calidad y personalidad de nuestros vinos.

Frescura, viento y luz.

Historia, viticultura y experiencia.

Y, con todo ello, un elemento clave: la visión de un proyecto joven que nació a partir de la amistad, la admiración por una tierra única y la pasión por el vino.

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